las
políticas culturales son intervenciones,conscientes, intencionadas, formales,
racionales y estratégicas realizadas desde el Estado o desde la iniciativa
privada para tratar de incidir sobre un determinado sistema cultural, apuntando
a corregir sus fallas, compensar sus carencias o reforzar sus potencialidades;
o como bien lo ha definido la asociación de gestores y técnicos culturales
adscrita al Ministerio de la Cultura del Gobierno Español:
El conjunto estructurado de acciones y prácticas
sociales de los organismos públicos y de otros agentes sociales y culturales,
en la cultura; entendiendo esta última tanto en su versión restringida como en
su manera amplia, es decir, como el universo simbólico compartido por una
comunidad. (De MCE, 2013: documento online)
Consecuentemente,
las políticas culturales nacen y se desarrollan partiendo de cuatro principios.
En primer lugar, del valor estratégico de la cultura, que actúa como difusor de
patrones simbólicos y comunicativos. En segundo lugar, de la necesidad de
fundamentar las identidades colectivas, locales y regionales sobre una base en
común. En tercer orden, de los efectos beneficiosos sobre los ámbitos
económicos y sociales que se obtienen al estimular la creatividad y la
autoestima de las personas, las colectividades o los habitantes de determinados
territorios. Y finalmente, por la necesidad de preservar el patrimonio
colectivo de carácter cultural, histórico o natural.
Tal como
lo señala en su boletín electrónico la Organización de Estados Iberoamericanos
para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), el papel de las políticas
culturales no es tanto planificar la cultura, sino asegurar que los componentes
y recursos culturales estén presentes en todos los espacios de la planificación
y procesos de desarrollo de las políticas públicas y privadas. Al hablar de
políticas culturales locales, como es el caso de esta investigación, los
principios fundamentales sobre los cuales debe basarse la política cultural
son: la promoción de la identidad cultural local; la protección de la
diversidad cultural; el fomento de la
creatividad local y la consolidación de la participación ciudadana. En
concreto, la ejecución de políticas culturales municipales implica organizar y
diseñar canales de negociación e interlocución entre actores culturales
locales, así como definir líneas estratégicas que objetiven la acción llevada a
cabo por las organizaciones estadales o privadas. La manera más democrática de
ejecutar políticas culturales se fundamentará en una investigación profunda de la
realidad, en el diálogo directo con los destinatarios del proyecto cultural y
en la visión compartida de desarrollo.
En
resumen, el diseño estratégico de políticas culturales locales radica en
comprender y analizar lo que Alfons Martinell (2008) ha denominado los “campos
semánticos de la gestión cultural”, es decir, el cúmulo de interrelaciones y
amplitudes que se dan en la cultura a partir de los derivados de la
intervención cultural y la acción de los agentes culturales.
@yor_linda
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